¿Sabía usted que un empleado puede ser la clave el éxito o del fracaso de su empresa? ¿Las filas de su organización están integradas por trabajadores con altos niveles de integridad, lealtad y honestidad o por personal nocivo o tóxico? Siendo está línea, le preguntaría estimado lector ¿Tiene usted conocimiento de qué es un “empleado tóxico”, cómo es su comportamiento, de qué forma puede detectarse y qué repercusiones negativas pueden provocar en su entorno laboral e incluso personal?
¿Qué es? Comenzaremos por referir que el apelativo “empleado tóxico” se ha utilizado comúnmente para definir a aquellas personas que atentan contra los intereses de una empresa y que resultan perjudiciales al ambiente laboral, además sus conductas antisociales son dañinas para los demás integrantes de su centro de trabajo y principalmente para la propia organización contratante. Estos sujetos se caracterizan por ser conflictivos, mentirosos, ladrones, fraudulentos, abusivos, incompetentes, hipócritas, holgazanes y por producir un clima laboral adverso.
Expertos en selección de personal coinciden en que debido a una generalizada crisis de valores a nivel mundial, es cada vez más común que dentro las empresas se manifieste la falta de honestidad y deslealtad por parte de los trabajadores con conductas impropias que afectan a corto, mediano y largo plazo la seguridad de la organización a nivel operativo, productivo, económico, físico y hasta personal –con un perjuicio moral hacia compañeros, supervisores e incluso jefes-.
